martes, 22 de abril de 2008

ILEGAL, INMORAL O ENGORDA...


(Esta historia es fruto de la imaginacion de la autora, cualquier parecido con personas, lugares o hechos ocurridos es fruto de la casualidad, excepto Alejandro Sanz, que si existe...)

No sé muy bien porque le he puesto título a lo que os voy a contar, a los menos, el nombre les recordará a una canción de Roberto Carlos ( no el jugador de futbol, sino un cantante de hace ya algunos añitos) a los mas, a una frase muy extendida que circula por ahí que dice: " Todo lo bueno de la vida o es ilegal, o es inmoral o engorda" y esa frase fué el mantra que me autoimpuse el día que decidí adelgazar. Pero para no adelantar acontecimientos empezaré por el principio.
Mi historia comienza un frio día del mes de Marzo en el que vine al mundo. Nací larga, según mi abuela un fideo, y fea, arrugada como las uvas cuando se vuelven pasas. Conforme fuí creciendo esas dos señas de nacimiento fueron cambiando, según todo el mundo decía cuanto mas guapa me iba volviendo ( no soy presumidad pero la evidencia está ahí por si alguien lo quiere comprobar) mas iban creciendo tambien mis medidas, en concreto mis kilos. Si era por mi temperamento tranquilo o porque en mi casa siempre se ha hecho buena cocina no lo se bien, lo cierto es que estaba gordita. Y asi pasando los años e intentando ser feliz llegué a los treinta años.
Esa, en realidad, es una edad crítica, sobre todo si no se tiene pareja y se esta buscando una desesperadamente, porque no nos engañemos, a esa edad los tios ya estan cojidos y los que no lo estan no merecen la pena.
Pues alli estaba yo, a mis treinta tacos y planteandome por primera vez en mi vida ponerme a dieta, no porque pensara que asi iba a ligar, nada mas lejos de la realidad, lo único que me bastó para decidirme fué que un cliente de la tienda donde trabajo me dijera que cuanto me quedaba para dar a luz, eso hizo que se me saltaran todos los circuitos de la cabeza...
Empecé la dieta un lunes, cada cinco minutos me repetía mi mantra personal ( todo lo bueno es ilegal, inmoral o engorda muchíiiisimo), el mismo día en que apareció, por primera vez en mi vida el hombre de mis sueños. No era como esos hombres que nos describen en las novelas de amor; alto, de anchos hombros y cintura estrecha. Era un hombre normal, de estatura media, ni gordo ni delgado, pero lo que me hizo perder la cabeza fue su cara, era igualito que Alejandro Sanz, algunos direis que es una tontería pero para mi, fan desde los 12 años de Alejandro Sanz ese hombre era el no va más.
Y asi fueron pasando los dias, en los que mi nivel de tensión iba subiendo lentamente hasta límites insospechados, no se si por la falta de comida o por ver aparecer, cada día, al mismo hombre...
Si los dias eran malos, peores eran las noches, los sueños en los que se mezclaban la comida con ese hombre eran...puf...
Soñé que le vertía pequeñas gotas de miel por el cuello y que resbalaban por un tatuaje que le asomaba en esa zona, después yo iba lamiendo cada gota que se escurría e iba descendiendo. Me desperté de golpe con una sensación de insatisfacción que no sabía si achacar a la falta de la miel o del hombre, asi que para calmarme hice el esfuerzo de no correr a la cocina a por algo dulce, pero lo que si cogí fue el vibrador que tenía en la mesita, con el que pude aliviar algo de tensión.
Otra noche soñé que era él el que me devoraba a mi, todos y cada uno de los puntos de mi cuerpo, no sin antes haber extendido una capa de nata por todos mis rincones. En cierto modo las noche me daban miedo, la dieta me estaba desesperando y la falta de Jamida ( que asi descubrió que se llamaba él, la cotilla de mi compañera de trabajo)me estaba matando.
Y entre sueños y miel, duermevelas y nata, tensión y algún que otro orgasmo con mi compañero de pilas, llegó el día de mi treinta y un cumpleaños. Salimos a celebrarlo un sábado por la noche, ibamos unas cuantas del trabajo entramos en un pub y tras unas copas decidimos irnos a otro sitio pero en ese momento me llamaron por la espalda y al darme la vuelta me volví a sentar del susto. Frente a mi y saludándome estaba él, el hombre de mis fantasias. No se si alguna vez habeis intentado hacer un flan casero y no os a cuajado, si a alguien le ha pasado se puede imaginar como estaba yo, mitad temblando mitad deshecha. Nos saludamos y empezamos a hablar, me dijo que hacía tiempo que quería conocerme pero que cuando iba a la tienda, como siempre estaba mi jefe cerca no se había atrevido a hablar conmigo. En ese momento imagine a mi jefe como un pincho moruno puesto al fuego, pensar que podía haber hablado antes con él y por culpa de mi jefe...Pero bueno, me concentré en el momento y en como hablaba, Dios como hablaba, tenía unos labios, unos ojos, una nariz...Me dijo que si me llevaba a casa a lo cual yo accedí, ya estoy mayorcita como para perder oportunidades haciendome la tonta. Aunque mientras nos ibamos acercando a mi piso no paraba de repetirme el mantra, por si se me olvidaba en el camino: " todo lo bueno es ilegal, inmoral o engorda". Pero en mi imaginación no paraba de verlo de mil maneras distintas, siempre desnudo eso si, y con algo sabroso encima. En mitad del camino paró en una tienda de esas de 24 horas, yo pensé que para comprar preservativos o por lo menos eso deseaba yo, aunque tenía mis dudas. Una cosa es que le hubiera caido bien y quisiera ser amable y otra querer acostarse conmigo, que además seguía, a pesar de mi dieta, con unos cuantos kilitos de mas.No tardó mucho y trajo una bolsa demasiado grande para ser preservativos, pero no alcancé a ver lo que era.
Al llegar a mi bloque se bajo del coche y me acompañó a la puerta, yo le invité a tomar el último café por si picaba...y para mi sorpresa picó, vaya si picó...no conseguí terminar de cerrar la puerta y ya nos estabamos besando, sabía mejor que en mis sueños, su boca era menta, chocolate, vainilla, melocotón....Pero lo mejor no era como besaba, lo mejor estaba por llegar...
Me dijo que lo que ibamos a hacer me iba a gustar mucho, pero que si algo no me apetecía que se lo dijera y pararía, me dijo que cada vez que pensaba en mi le apetecía lo que había preparado para sorprenderme y asi, de pronto me vi tumbada y rodeada de mil cosas que traía en la bolsa. Tenía frutas, zumo, chocolate, gominolas...Por primera vez en mi vida pude sentir mil texturas en mi piel, noté las suavidad de las rodajas de plátano cuando partió uno y lo fue repartiendo por mi tripa, el frio de la sandía, el peculiar tacto de la mandarina, noté como resbalaba por mi pecho el zumo de la naranja y como, caliente, vertía chocolate por mis pezones. ¡ Estaba haciendo una macedonia y el recipiente era mi cuerpo!. Pero lo que mas sentí fué su boca lamiendo todo eso, su aliento templando mi piel...Esa fue mi primera experiencia en hacer el amor con comida.
Ahora, después de algunos años, sigo con Jamida, aún sigo controlando lo que como, a veces tengo que hacer algo de dieta, a veces no...pero hay un momento en el que me olvido de las dietas y es cada vez que nos vamos juntos a la cama. Alli no existe lo ILEGAL, lo INMORAL siempre depende de cada punto de vista y lo que ENGORDA, ¡ ay !, lo que ENGORDA nos produce tanto placer que esas calorias las quemamos incluso antes de que hayan llegado al estómago.


FIN.